jorge galán

Tercera y última propuesta que pone en juego un símbolo nuevo, el mono de plástico o EPI, que usamos los sanitarios cuando tratamos a pacientes de covid. El EPI es una imagen con una tremenda exposición mediática, ha establecido una unívoca relación entre plástico blanco con rayas azules y pandemia. Ver un EPI es ver covid. Esta acción completa la experimentación del EPI en tres espacios diferentes: La Covitera (Estudio de TV en streaming), Acarrear el Muerto (Vía pública) y Otras Distancias Sociales (Sala de Exposición).

El mundo en que vivimos fue golpeado en sus cimientos por la pandemia. El covid provocó un terremoto informativo, social, político y económico, alteró nuestros hábitos familiares, sociales, laborales y culturales. Las certezas, la seguridad y los sueños del mundo que conocíamos se convirtieron en incertidumbre, miedo y aislamiento. Este virus -y todo lo que supuso- sustrajo costumbres, libertades, movilidad, rituales y espacios comunes, también la satisfacción de nuestro contacto directo y nos sumió en un enorme cansancio y extenuación como sociedad.

Hemos vivido momentos que jamás imaginamos. Confinamientos, restricciones, distanciamiento, pérdidas, empobrecimiento, desinformaciones. Todos estos cambios han traído consigo una transformación sin precedentes en nuestra forma de relacionarnos. El modelo social contemporáneo de masificación fue removido y puesto en cuestión ante la nueva situación de salud pública.

La proximidad y presencia de los demás se transformó en amenaza. La crisis exacerbó las carencias de la sociedad de nuestro tiempo; el hiperindividualismo, la atomización social, la mercantilización de los contenidos humanos, la falta de cohesión e incluso el desprecio hacia los demás.